jueves, 2 de septiembre de 2010

El banquero y el dictador: la eterna simbiosis

Casa de Víctor Vargas en Palm Beach

Hugo Chávez ha arruinado al país, tanto material como espiritualmente, desperdiciando un ingreso de 950 mil millones de dólares en lo que va de su mandato. Sin embargo, un pequeño grupo de “venezolanos y venezolanas” se ha beneficiado grandemente con esta debacle nacional. Algunos eran paupérrimos, como Fernández Berruecos o Arné Chacón, o modestos empresarios como Ruperti, o simplemente burócratas del régimen, como Tobías Nóbrega o José Vicente Rangel , pero todos han logrado hacer buenas fortunas debido a su “inteligencia”. La corrupción durante el régimen de Chávez ha sido la más intensa en la historia de nuestro país, dejando pequeña la época de RECADI o los desafueros de los hermanos Monagas o los abusos de Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez o Pérez Jiménez.
En apoyo del dictador existe hoy una clase de venezolanos que se dicen “politicamente asépticos”. Algunos usan impropiamente el término “agnósticos”. Entre ellos está el presidente del Consejo Bancario Nacional, Víctor Vargas. Vargas es un multimillonario y se jacta de ello. En una entrevista mencionó que la gente le echaba en cara que tenía un yate, un avión y dos casas. A ello respondió que tenia dos yates, varios aviones y seis casas. Una de ellas es en Palm Beach (ver foto arriba)y fue adquirida por $70 millones.
Venezolanos como Vargas han existido y progresado durante muchas de las dictaduras sufridas por los venezolanos. Se colocan generalmente en posiciones de influencia y manifiestan un pretendido apoliticismo, aunque en la práctica esa actitud los convierte en pilares de apoyo del régimen dictatorial. Cuando se le pregunta a Vargas:
“¿Desde su perspectiva, cual es el estado actual del sector bancario venezolano?
Responde:
“La banca venezolana es robusta. Tenemos buenas hojas de balance; estamos bien capitalizados, aprovisionados y estamos saliendo de la recesión, así que nuestros ingresos deberían mejorar en el corto plazo. Tenemos un ambiente competitivo con fuertes bancos extranjeros y sólidos bancos domésticos de todos los tamaños”.
Esta respuesta haría creer a los lectores que estamos en Suiza, que en Venezuela el sector bancario no tiene problemas, que no existe la inmensa corrupción representada por las notas estructuradas y la manipulación de los tipos de cambio, que hay banqueros presos por ladrones y otros perseguidos por ser adversarios políticos del régimen, que los ministros de finanzas han sido unos asaltantes de caminos, que hay regulaciones financieras absurdas en el país, que existe una verdadera mafia bancaria de comisionistas, banqueros y burócratas del régimen que se han confabulado para saquear el dinero del petróleo. Víctor Vargas habla de un sector puro y eficiente, cuando en realidad se trata de un sector muy corrompido y poco transparente.
Cuando se le pregunta:
“¿Cuál es el principal atractivo que Venezuela ofrece a potenciales inversionistas?
Responde:
“Además de lo obvio de ser un país exportador de petróleo y nuestra suposición de que al petróleo le va a ir bien después de que se produzca una recuperación global, Venezuela tiene muchas aéreas de desarrollo que podrían ser muy interesantes para los inversionistas, entre ellas tenemos: clima y ubicación (somos la puerta de entrada a Suramérica, si vienes del norte), una fuerte infraestructura tecnológica y de comunicaciones, manufactura y procesamiento de material prima de minería, así como también una fuerte base de consumidores”.

Su respuesta sugiere que Venezuela es un paraíso para los inversionistas extranjeros. Nada más alejado de la verdad. Venezuela es uno de los países del hemisferio menos atractivos para los inversionistas extranjeros (o nacionales). La razón es sencilla: Hugo Chávez y su alocada “revolución”. Un régimen que no respeta contratos, xenófobo (excepto cuando se trata de sus compinches ideológicos), corrupto, maula e irresponsable. Desde hace varios años la inversión directa neta en venezuela es negativa o deleznable. Sin embargo, Vargas parecería primo del Dr. Pangloss a la hora de hablar de los atractivos del país.
Se pudiera decir en su decargo que el banquero Víctor Vargas, como presidente del Consejo Bancario, no puede ser critico de lo que está pasando en el país. Por supuesto que no lo puede ser!
Al hablar como habla, Víctor Vargas tiene la misma razón que anima a Cilia Flores, a Clodosbaldo Russián y a otros paniaguados a cantar las virtudes de un régimen desastroso: el hecho de que se están beneficiando del desastre.




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