lunes, 23 de febrero de 2015

Luis Vicente León: sensato pero absurdo


En El Universal Luis Vicente León le receta ayer a Nicolás Maduro lo siguiente:

“¿Cómo rescatar confianza? Nada fácil, pero definitivamente no atacando al sector privado o usándolo de chivo expiatorio. Tampoco invitándolo a invertir sin condiciones adecuadas. Es promoviendo un diálogo serio. Sentándose con ellos, pero no para que te oigan sino para oírlos. Firmando un acuerdo nacional de rescate de producción e inversiones (y cumpliéndolo desde el primer día). Liberando de inmediato a los empresarios que han sido apresados bajo la excusa de las colas y el desabastecimiento, que evidentemente son responsabilidad de la escasez producida por los controles y no de una guerra económica ficticia, que la mayoría de la población no cree y todo el sector empresarial sabe perfectamente que es falsa. Ajustar los precios, flexibilizar las operaciones y eliminar las distorsiones que causa la inamovilidad laboral individual y canjearla por una numérica total que elimine los estímulos al abuso y la corrupción. Devolver activos productivos privados expropiados que han sido destruidos, como el caso de Agro isleña o Sambil La Candelaria y reducir la penetración pública en las importaciones para combatir la ineficiencia y la corrupción. Pero sobre todo, enviar un mensaje de que el gobierno entiende la importancia del sector privado y está dispuesto a trabajar con él para rescatar al país. De eso se trata. Pueden hacerlo o no, es su decisión. Pero de eso depende que puedan rescatar los equilibrios... o no”. 

Que sensata y absurda receta! No tiene la menor posibilidad de tener éxito. Es como si un médico le recetara a un indigente venezolano una vacación de tres meses en la Riviera francesa. Es decir, la prescripción no se adecúa a las posibilidades ni a la actitud del paciente. Recetarle esto es, realmente,  una manera elegante de salvar nuestras responsabilidades, para poder decir mañana: se lo advertimos, se lo dijimos.
El problema, Luis Vicente, es que el tipo es chofer de un autobús donde los venezolanos son pasajeros y este autobús ya está cayendo por el barranco.
Luis Vicente: usted se imagina a Maduro y su pandilla dejando de atacar al sector privado, lo cual representa, según ellos, un elemento fundamental de su estrategia de sobrevivencia política? Invitándolos a invertir, firmando un acuerdo nacional de rescate de la producción?  Liberando presos, devolviendo activos, ajustando precios?  Por favor, Luis Vicente.
Mire Luis Vicente, lo que necesita Maduro no es un brillante economista y gerente que le dé sabios consejos. Lo que necesita Maduro es un loquero que le meta una patada por el culo y se lo lleve al manicomio.
Usted pensará que lo digo que no es serio, Luis Vicente. Pero, déjeme decirle: yo creo que lo que no es serio es lo que usted le propone a Maduro. Usted le pide al cachicamo que no sea conchudo, a Drácula que deje de beber sangre, a perro que come manteca que no meta la boca en tapara. Usted pide lo que la persona, el régimen, no pueden dar. Y por eso su receta no sirve, aunque suene impecable. Por qué, como diría Pedro Carreño, usted no le puede pedir peras al horno.
Este es el mismo problema que tengo con Samper, con Insulza, con la ONU, con Edgar Zambrano, Eduardo Fernández y Roberto Enriquez, entre otros. Ellos nos recetan lo que saben, en sus corazones, que es imposible de lograr: un diálogo, amor y comprensión. Lo hacen porque eso es lo “políticamente correcto”, porque eso es lo que el mundo diplomático o gerencial deben decir, portando guantes blancos para no ensuciarse con la trágica realidad venezolana.
Pero no! Enfrentemos el problema. Este es un régimen forajido que debe ser sacado del poder, en atención a la constitución, no porque lo quiera nadie en particular. Mientras estemos tratando de edulcorar la solución, ella no vendrá. Estamos frente a una pandilla de forajidos que ha destruido al país y ha despilfarrado más de un mil millones de millones de dólares, amigo Luis Vicente. Es decir, 1 x 10 a la doce dólares.  
Como venimos todavía a pedirles que rectifiquen, que se conviertan – como dice el presidente de COPEI – en héroes  de la retirada? No me embromen. Todavía hay un apreciable segmento de la Venezuela democrática pensando que estamos ante una situación que se puede resolver con diálogo, con buena voluntad, con sensatez, con tolerancia.
Sí, Luis.

Estamos frente a una batalla por nuestra libertad, por nuestras vidas, por el futuro de una Venezuela digna. Aquí no cabe más vía que la calle, calle y más calle, hasta que la pandilla se vaya del poder.  

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente escrito. Voy a referirme, a propósito de su escrito y de una discusión en ND, a la conveniencia de ir o no a votar en las ahora hipotéticas elecciones parlamentarias.

Como siempre, un grupo defiende ardorosamente la necesidad de ir a votar y el otro lo contrario, con el argumento que vistos los resultados, ¿para qué molestarse en votar?

Opino que ambos grupos están equivocados y al final sirven al objetivo del gobierno: una movilización regular que puedan mostrar convenientemente, mientras hacen sus chanchullos.
Las elecciones, que en cualquier país normal tienen un fin muy específico, ahora en Venezuela son u medio para alcanzar otro fin.

Me explico: o aquí vota todo el mundo o no vota nadie (1). Las elecciones pasan a ser un medio táctico dentro de la estrategia general de insurrección. Si vota todo el mundo, y se está dispuesto a denunciar el fraude, lo que sigue después es el llamado a la calle. Si no vota nadie, el régimen queda desnudo y lo que sigue después es ese mismo llamado a la calle. Si vota gente con una abstención cómo la que se viene experimentando, sigue el mismo desaliento y el régimen, con más o menos diputados, siempre sale ganando y sigue haciendo lo que le da la gana.
Bueno, en realidad este escrito es, para emplear sus palabras, también absurdo porque el país no aguanta más y, entonces, ¿para qué esperar las elecciones?

(1) Está claro que empleo una figura retórica, pues en estos fenómenos la estadística demuestra que no hay absolutos ni por aproximación. Me refiero a que debe movilizarse entre 80 y 90 por ciento de la gente o viceversa abstenerse esa cantidad de personas. El vaso medio lleno –o medio vacío- siempre favorecerá al régimen

Anónimo dijo...

Exacto Gustavo, Luis Vicente Leon es un doble banda de toda la vida. Lo conoci y es de esas personas que creen tener la verdad en las manos y se cree por encima del bien y del mal. El pais mediatico y la opinion publica ha cometido grave error en darle voceria a esperpentos sin ninguna moral como este individuo, al jalaquejala de Schemel y al miserable de Nicmer Evans.

Por eso es que Venezuela dejo de ser Venezuela y ahora es Zimbauwezuela. Por eso estamos como estamos, carajo.

Anónimo dijo...

Aun cuando la economia es un problema, el gran problema es la falta de institucionalidad, con el TSJ, el CNE, la Fiscalia, el Banco Central, y la milicia, todos con los pantalones abajo. La economia es el trapo rojo, para que la gente no vea el verdadero problema.
IC